En la década de 1930, con el fin de estimular la economía de la ciudad, sobre la base de los tres pilares, el turismo, el puerto y la industria, los puertos de la ciudad se ampliaron y Vlissingen se promovió como un balneario. Se construyeron una playa para bañarse y un muelle para caminar. En la cabecera de este muelle se construyó un pabellón con pista de baile y escenario. En 1943, el muelle fue demolido por los ocupantes alemanes para evitar un desembarco de los aliados. El Grand Hotel Britannia se convirtió en la sede alemana, con búnkeres pesados a ambos lados. Durante la liberación de Vlissingen, el edificio fue destruido por las tropas aliadas. Después de la guerra, siguió una reconstrucción que formó la base del balneario actual. El turismo aumentó y en la década de 1990 el centro y los bulevares de Vlissingen fueron completamente renovados. Llegaron atracciones turísticas, muchas casas nuevas, un centro comercial cubierto y calles comerciales cubiertas. Desde entonces, Vlissingen ha sido una ciudad moderna donde hoy en día es bueno vivir, trabajar y relajarse.